Redireccionando...

jueves, 3 de octubre de 2013

No lo puedo evitar...

...Será porque de pequeña siempre me pedía ser el hada, la princesa, la ninfa del bosque... Y casi nunca me tocaba. Puede que aquello me marcara de por vida y por eso a día de hoy es ver una corona de flores y enamorarme de ella...


La pasada temporada primavera-verano ha sido agridulce para mí y mi neura. Podía ver coronas de flores en los editoriales de moda, en las revistas especializadas, en las cabezas de las bloggers más admiradas... Pero... Siempre hay un "pero"... También en las tiendas. Por mucho que busqué, rebusqué, indagué e investigué, no conseguí dar con un solo comercio que tuviera una sóla corona de flores que mereciera la pena.


No es tan fácil. Poner flores sobre un alambre no aporta romanticismo por sí sólo... Hay que elegir las flores, su tamaño, su textura e incluso su conveniencia... Por no hablar de su colocación... Una corona de flores puede convertirse con asombrosa facilidad en un disfraz de hawaiana!!


Así que, como siempre, decidí ponerme manos a la obra. Pensé que la mejor temporada para lucir estos principescos aderezos eran el otoño y el invierno, para novias de gasa, de crepe, con caída, con melenas largas, o con recogidos desenfadados.


El material? Terciopelo, piel de melocotón. Y los colores, rosáceos y granates, a juego con el rubor que toda novia bien maquillada debería tener en su gran día B. Nada de blanco... La Primera Comunión ya la hicimos hace algunos años...


Así que éste es el resultado. Las coronas de flores más románticas ya están en Sophie et voilà! Un vez más, cada una será única y sólo las montaré mientras me parezcan especiales, diferentes... Puede que sólo haga 6 o 10... Quieres una?

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