Redireccionando...

miércoles, 30 de abril de 2014

Las 7 diferencias

Era mi pasatiempo favorito del periódico durante la infancia... Y ahora.

Les propongo buscar las siete diferencias entre la duquesa de Cambridge y las duquesas de Palma y de Lugo. No me miren así, les doy un minuto para pensar. No. Esperen. Mejor les doy diez segundos,  porque sino, en lugar de siete, van a encontrar ustedes setecientas y tampoco hay que abusar.


1. Por las venas de Kate no corre sangre azul, lo mismo es por eso que no le da miedo ponerse tocado a la mínima de cambio, como no ha tenido que llevar corona en la infancia... Se me pone la piel de pollo sólo con pensar en la pamela de Doña Cristina en la boda de su hermano... En la playa las he visto más elegantes.


 2. Se planta vestidos de diseñadores internacionales sin que le tiemble el pulso. Si una es princesa, es princesa. El Low Cost es para la plebe. No vamos a pasar de la capa de armiño a Zara, no? Pues por aquí parece que sí, porque la prensa aplaude cada vez que la Doña repite modelo...


3. Rara es la vez en la que se le ve con pantalón. Hasta le hemos visto jugando a cricket con vestido... Pregunten a alguna niña de su entorno qué van a pedir a los Reyes Magos el próximo año, les contestará que un vestido de princesa, no un pantalón de princesa. En el apartado Borbón, mejor me abstengo de dar explicaciones


4. Tacones forever and ever. Ya saben ustedes que con eso se me gana fácilmente... Y si pienso en las infantas autóctonas, creo que se acercan más a la New Balance que a los Jimmy Choo...


5. Si se viste de cocktail, se nota. No lleva vestidos que parezcan arreglados de su madre. Si me muerdo la lengua me enveneno...


 6. Sabe lo que le sienta bien: siluetas muy marcadas de cintura para arriba y con vuelo en la parte inferior. A pesar de lo que pueda parecer, Catalina apenas tiene cadera y los vestidos muy ceñidos y sin pinzas no terminan de sentarle del todo bien.


7. Siempre se atreve con colores y estampados. En eso, nuestra infanta de la trenza del gancho negro no se queda atrás. Todavía recuerdo aquella chaquetilla de torero en rosa chicle... 

Seguro que a ustedes se les han ocurrido muchas más, pero este post no pretendía ir de maldades, sino de ensalzar el estilo sobrio y chic de una princesa. Un poco pereza, lo reconozco, pero correcto y elegante.

Fotos vía Glamour

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