Redireccionando...

viernes, 28 de noviembre de 2014

Lo estaban ustedes pidiendo...

Llevo semanas recibiendo mails para preguntarme sobre los puntos de venta de los Dandy, así que creo que les daré una alegría si les digo que nos estrenamos a lo grande.

Muerta de ilusión estoy señoras! En 10 días escasos vuelve a la carga la Pop Up más chic de Bilbao. Un sitio de ésos en los que entrar y ver es querer llevárselo todo. Una tercera edición que seguro les llena de caprichos para regalar y regalarse.

Ya saben ustedes que soy un poco pejiguera con estas cosas y que no metería la cabeza en nada si no pensara que es absolutamente exquisito, pero The City lo es. Y allí podrán ver (y comprar, of course!) ustedes las últimas colecciones de Sophie et voilà!


Aquí les dejo algunos de los modelos que les estarán esperando en el mismísimo centro de Bilbao del 9 del diciembre al 5 de enero. Da lo mismo si Olentzero, Reyes Magos o "pasaba por aquí", pero no se lo pueden perder. Les reto a entrar y no comprar nada. Imposible. Se lo aviso.






jueves, 27 de noviembre de 2014

Tocados de novia, pero bonitos

Hoy no les voy a dar el turre, apenas voy a escribirles para enseñarles un poco de la colección de tocados de novia para 2015. Sencillas pero con ese algo... Ya saben.

Pistilos cerámicos, tul de plumetti, velo de seda, apliques de cristal... (Suspiro largo y ladeo de cabeza) estoy enamorada.



 



miércoles, 26 de noviembre de 2014

Ya he escrito la carta...

Lo sé, llevo unos cuantos posts zambullida hasta las orejas en el espíritu navideño, pero es que no soy capaz de controlar a este duende verde dentro de mí... Llevo 3 semanas comiendo mazapán y sufriendo ansiedad por colgar la corona de acebo en la puerta de casa. No puedo contenerme...

Así que entenderán ustedes que la carta a los Magos de oriente lleve escrita ya un tiempecito simpático. Eso sí, debo decirles que me he esforzado al máximo para que sea una lista fashion de la muerte, llena de cosas de ésas sin las que no sé cómo no he vivido hasta ahora.

Comencemos:

1) Una botellita de colores. Un invento de última generación. Tope de tecnología. Hemos tenido que llegar al siglo XXI para que un iluminado diga que hay que beber agüita. Si es usted de las que peregrina hasta el baño a rellenar la azul de Solán de Cabras, que sepa que es usted lo peor. Y como poco, va a morirse de algo malo de forma lenta y dolorosa.


2) Unos cascos de rapero. Que no es usted de escuchar música por la calle? Da igual. Sin unos cascos XL con incrustaciones de nácar y aplicaciones de oro rosa no es usted nadie. Se acabaron los auriculares mini dentro de la oreja, ahora va a escuchar usted la radio en el metro como si estuviera en el concierto de Año Nuevo en Viena sentada entre el trombón y el bombo.

3) Unos pantalones de cuero plasticosos. Esto es un 2 en 1. Un chollo. Indumentaria mega-fashion y faja reductora, pero todo juntito. Enfúndese usted en uno de éstos y verá como la faja Vulkan baja enteros.


4) Un anillo que no me entre en el dedo. A mitad de camino entre la uña y el nudillo. Y si es uno para cada dedo, mejor que mejor. No es cómodo par trabajar en el ordenador, ni para hacer manualidades, ni para absolutamente nada, pero es taaaaaaaaan fashion...

5) Una manta. No me las quito de la cabeza, pueden conmigo. Hoy no voy a recrearme porque ya me quedé consolada hablando de ellas hace unas semanas. Un must fashionero en toda regla.


6) Unos zapatos feos. Pero muy feos, eh? De suela de goma gorda, tipo abotinado pero con agujeros absurdos a los lados. Feminidad y elegancia en estro puro. Nada que alegar.

7) Una faja. Se han dado cuenta? Ahora todas las marcas de lencería incorporan a sus colecciones lo que ellos llaman "potenciadores de silueta", o lo que es lo mismo, fajas. Muy conveniente ahora que los que se lleva es el oversize, los pantalones rotos del maromo y los jerseys de punto donde cabe toda su clase de spinning. Adoro estas coherencias maravillosas que tienen las modas...


8) Unas tenis. Blancas y de alguna marca tope trendy tipo Yumas. Eso sí, pónganselas con abrigo de cashmere, pantalón tobillero de lana fría y, obviamente, sin calcetines. 

9) Un palet de ibuprofeno. Viendo que deberán ustedes calzarse sandalias en enero, que las katiuskas es más cool llevarlas sin medias y que, a pesar de mis intentos, el crop top no termina de salir de nuestras vidas... Lo van ustedes a necesitar.


10) Unas botas apreski. Ah, pero no esquían ustedes? No problem. Si lo genial del tema es que no hace falta. Ahora tienen que calzarse ustedes como si fueran de expedición al polo norte, pero con minifalda. Es lo que se lleva. 

Ya ven, todo muy práctico y bonito a rabiar. 

martes, 25 de noviembre de 2014

La cena de empresa. Recomendaciones y dramas variados.

Se acerca peligrosamente. Sigilosa e implacablemente. No me lo diga, no sabe usted si alegrarse o echarse a llorar. Es una mezcla entre miedo y emoción, pereza y ganas... Cada año el mismo drama: la cena de empresa. Las mismas caras de siempre pero sustituyendo la fotocopiadora por el plato de gambas...

Puede parecer algo superficial, pero no. Nada más lejos. Dónde sentarse, junto a quién, qué ponerse... Game of thrones tiene menos estrategia acumulada en cuatro temporadas.


Primer dilema. Qué me pongo? Una cena de Navidad inspira brillismos y aderezos varios, eso es así por muy minimal que sea una. Es empezar a emitirse el anuncio de la lotería y entrarnos unas ganas irrefrenables de plantarnos las lentejuelas a granel hasta para sacar al perro. Se va a enterar Elie Saab de lo que es un traje de fiesta...

El caso es que aparecer enfundada en un vestido de tules, encajes y demás maravillas no se considera apropiado a no ser que quiera usted que le transformen en la mascota de la velada... Dicho esto, seamos comedidas. Eso no quiere decir que opte usted por vaqueros y camiseta de rayas. Hombre, hágame el favor... Aunque sea con su jefe, está usted de celebración.

Sólo un par de prohibiciones más: si es usted caballero,  elimine de su cabeza la idea de la corbata de amago de seda con árbol navideño. De verdad, se agradece la intención, pero no. Si es usted una dama, conténgase. Rara vez la combinación pendiente-XL/maquillaje-con-purpurina/espumillón-plateado-al-cuello resulta mínimamente elegante. Y si además se lo ha puesto usted a las 8am para ir directa a la cena al salir... Escalofríos recorren mi espalda.


Segundo trance. Dónde me siento? Son pocas las empresas que asignan los sitios en estas cenas, así que le tocará a usted jugar a las sillas. Es uno de los momentos más tensos del evento. Si entra demasiado pronto y se sienta arrastrando con usted a los conocidos, pecará usted de ansiosa y se le verá el plumero. Si espera a que entren demasiados compañeros, le veo a usted e la esquina de los becarios. Buena gente... Pero poco influyentes. Procure entrar con el grueso de la comitiva, sentarse no demasiado cerca de las esquinas y no demasiado lejos del jefe. Estamos de cena... De trabajo.

Una última recomendación, aléjese de la secretaria supermotivada que ha decidido aparecer con una cornamenta de alce de fieltro adornada con luces que parpadean de manera epiléptica. Eso no puede acabar bien.


Tercer trance. Bebo vino, cuánto? Si hay un Grinch capaz de mandar al carajo toda la estrategia anterior es esa última copa. La que no se debe tomar. En todas las empresas hay una historia de uno que bebió como los peces del villancico y acabó muy malamente queriendo bailar la lambada con el director general. Normalmente no llegó usted a conocer al colega en cuestión porque, sorprendentemente, ya no está en la empresa...

Nadie quiere ser ese tío. Beba, coma, baile y váyase a casa. Me permito recordarle que el lunes tiene usted que volver a ver al presidente y en ese momento no sonará Enrique Iglesias de fondo. 


Dicho todo esto, debo admitir que me encantan las cenas de empresa.  Eso sí, si hubo algún momento concreto en el que se desarrolló la prevención de riesgos laborales, estoy segura de que fue en una de éstas.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Blogger yo? No me insulte...

Hace poco me invitaron a un evento para bloggers de moda. Ya ven. Alguien debió hacerse un lío con la convocatoria, pero yo, que estoy muy bien educadita, asistí... Una tiene blog y escribe con la frecuencia con la que buenamente puede, y pensé que nunca está de más aprender, aunque no estoy muy segura de pertenecer a este selectísimo club de fashionistas. 

El caso es que allí me tienen ustedes, muy atenta y un poco desubicada.

A ver si me explico. Servidora habla de lo que le sale de la punta del moño, de lo que le gusta y de lo que no, procura no faltar al respeto a nadie y no dejarse influenciar por nada. Ni se me pasa por la cabeza colgar una foto mía y resulta que, ni me importa demasiado que medio millón de mujeres aprueben mi estilo en cada post, ni necesito piropear a una media de 43 bloggers casi diariamente para que me devuelvan el cumplido. Seguro que ahora entienden mejor mi descoloque...

No creo que lean ustedes este blog para ver qué me he puesto esta mañana y mucho menos para que les mienta luciendo tacón de 12cm cuando, en realidad, ese día voy en deportivas... Hale, ya lo he dicho. Como siempre. Haciendo amigas...

Aquí es todo de verdad. No malgasto un sábado en calzarme siete modelitos distintos y hacerme fotos delante de la persiana echada de la pescadería para ir mostrándoselos uno a uno cada día de la semana haciéndoles creer que soy así de ideal cuando cojo el metro a las 8 de la mañana. Porque eso no es cierto.


Nadie más que yo misma financia esta aventura, así que tengo la suerte de no tener que decir lo bonitos que son esos zapatos y lo súper cool que es tal restaurante si realmente no lo pienso así. La única marca que hay detrás de este blog es la mía propia. Siempre he pensado que eso es lo que da credibilidad a lo que escribo.

No tengo que llegar a un número mínimo de lectores para que la firma de turno me ingrese la comisión, nunca me forraré con esto. Nunca ha sido la intención. No tengo interés en halagar ni en vilipendiar a nadie, sólo escribo lo que me gustaría leer. Verdades. Perdón. Mis verdades.

                        

La mesa de mi escritorio no tiene peonías recién cortadas ni brillantina estratégicamente esparcida, no me he preocupado en escoger de manera coordinada el bolígrafo, la agenda, el posavasos y la grapadora (de hecho no tengo ni posavasos ni grapadora)... Pero me van a permitir que diga en alto que creo que las mesas de aquellas bloggers sentadas a mi lado, tampoco. 

La diferencia es que a mí no me importa admitirlo, yo vivo en el mundo real en el que me pongo todo lo guapa que puedo cada mañana con más o menos fortuna, leo el Vogue por encima y me la trae al pairo lo que se ponga Paula Echevarría. No leo otros blogs y me molesta que me mientan. Pero supongo que esto último no es sólo cosa mía.

Ahora me dirijo a ellas: bloggers del mundo, son ustedes una fuerza en alza, pero si siguen por este camino me temo que están ustedes condenadas al descrédito más absoluto. La fuerza de ustedes reside en la naturalidad, en la espontaneidad, en la sinceridad... Que son todas las cosas que están perdiendo. La suya de ustedes es una opinión libre de influencias y ahí está la gracia... En esa verdad.

Si fotografían sus looks una vez a la semana, si asisten a saraos a cambio de posts, si incluyen publicidad en sus publicaciones... El tema cambia. Mucho. Están ustedes balanceándose sobre la delgada línea que existe entre ser un influencer de verdad y una aspirante a.... A nada.


Les pido por favor que sigan fotografíandose, pero que lo hagan después del trabajo o antes de salir de casa, que recomienden restaurantes que realmente hayan probado y que ensalcen firmas que forman parte de su verdadero armario. Es más difícil, por supuesto, pero ahí está la gracia.

Dar opiniones libres no significa tener razón, pero tiene muchísimo más interés.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Me he perdido algo...

Vamos a ver. Debe haber una lección básica de fashioneo que me he perdido. A ver si alguna de ustedes me puede pasar los apuntes... Cuando veo a tantísimas estilosas internetiles con abrigo de invierno y sandalias, hay algo que no me cuadra. Pero está claro que debo ser la única... O tienen un serio problema de incontrolables sofocos hormonales todas ellas, o es una moda absurda (alucinante, no?).

Sé que esta última opción les sorprenderá a ustedes sobremanera: después de hits invernales como los crop tops, las sandalias con calcetines y los jerseyes sin mangas, pensar siquiera en que la moda es así de imbécil resulta, cuanto menos, irritante.


Lo mismo sólo me pasa a mí, pero cuando servidora tiene que enfundarse el abrigo, los pinrelillos no me piden chancletas precisamente. Llámenme loca, pero yo me pongo el abrigo cuando hace frío...

Más les voy a decir. Si en un alarde rollo "soy la más guays de mi escalera y me importa un pimiento si me tengo que pasar todo el finde agarrada a la caja de Frenadol" me plantara la combinación de marras, tengo la absoluta certeza de que mis extremidades inferiores se volverían de un color violáceo nada favorecedor. 


Pero está claro que eso sólo me pasaría a mí. A estos cuerpos celestiales no. Con 5ºC, ellas no cogen catarro, si llueve no pisan charcos... Ni nada de eso que les pasaría a ustedes si osaran lucir semejante combinación.

Entre esto, las katiuskas sin medias y otro par de sinsentidos, empiezo a sospechar que para ser fashion icon hay que inmunizarse con algún tipo de vacuna experimental ideada por el servicio de inteligencia ruso... Porque, o es eso, o son una panda de piradas. Qué cosas...


Ahora, que lo mismo sólo se calzan de verano para la foto y luego se ponen zapato de agua. Espero que nadie se lleve las manos a la cabeza si afirmo sin pudor que eso es práctica habitual entre bloggers...

Aquellas de ustedes que lean regularmente el blog, saben que la que escribe se apunta a un bombardeo, que odia lo políticamente correcto, que adora el estilo propio y la falta de vergüenza... Pero de eso a tener que hacer el indio para resultar chic, hay un caminito largo. Hay cosas que son absurdas y que sean fashion de la muerte no es suficiente condición para que las aplauda. Hale.


Será muy cool, muy trendy y todo lo que quieran llamarlo en inglés, pero no me apunto.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Mi dilema del mes de noviembre

Los gorros de punto. De los que tejían las abuelas con lana de la que pica. Bueno. Las otras abuelas, porque las mías no tejían... Pero eso es otra historia.

Por mucho que se empeñen en llamarles beanies, en ponerles velo cubriendo los ojos, o pompones de visón de tamaño descomunal... A eso se le llama gorro. De toda la vida de Dios.


Antecedentes? El invierno pasado nuestra loca maravillosa (Anna dello Russo) propició el enriquecimiento de todos los copiadores del mundo con aquel soberbio gorro con redecilla. Si se quedaron con las ganas, acudan a la máquina de tabaco más cercana. Seguro que allí también los tienen...

Ahora parece que las it girls del mundo internetil, han seguido la estela de aquel descubrimiento, aunque, menos mal, de forma algo más comedida.


No son ustedes capaces de imaginarse la cantidad de fashionistas aspirantes a vagabundo de marca que he tenido que digerir hasta conseguir estas fotos que les traigo. Un drama. 

Tanto trabajo, una retina desprendida y una sobredosis de camisas de leñador han dado su fruto y he llegado a una conclusión: gorros? Sí, pero con manual de uso.


1ª regla: El gorrete debe hacer contraste con el tono del pelo. Si es usted morena racial y se adjudica un gorro negro, sólo le quedará completar el look con una metralleta y una media. Evitemos el efecto pasamontañas atrabancos. Otra cosa, lo de llevarlo colgando hacia atrás es delito. Los Pitufos tienen el Copyright.

2ª regla: Combinar obligatoriamente con abrigo oversize. Sí o sí. Y, a poder ser, que parezca bueno, de corte sencillo y color neutro. Como coordinen con parka verde militar y botas de suela gorda, les reclutan a ustedes en misión humanitaria. 


3ª regla: debajo del abrigo, algo masculino y tirando a soso. Vale, cuando lleguen ustedes a la ofi y se quiten el gorro y el abrigo, el outfit no pasará del aprobado. Conclusión, asigne el look a esos días en los que pasará mucho tiempo en la calle. 

4ª regla: Que se vea pelo. Melena, coleta o trenza de Rapunzel. Lo que quieran, pero que se vea. A ver si al final con tanto gorro, abrigo y gafas no se va a saber que debajo hay una mujer. Un morro rojo y un bolso en condiciones también ayudarán en la misión.


Poco más puedo añadir. Que este año abrigadas iremos un rato, pero que hora y media de pruebas delante del espejo antes de salir no nos las quita nadie, también.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Quedadas navideñas o el drama del abrigo negro

Se avecina tormenta social... Cenas de empresa oficiales, extraoficiales, de antiguos compañeros, de amigos expatriados, de madres de la parada, del curso de preparación al parto, del club de pádel, de primos lejanos, de amigas de la infancia y, si me apuran, hasta de ésta su comunidad. 

La Navidad empieza en noviembre con la primera cena sacada de fechas. Eso es así. Ya vamos tarde. Y es tan cierto como que queremos estar absolutely divinas en cada una de ellas. Y tan verdad como que al 100% de ellas acabarán ustedes calzándose el abrigo negro. Me equivoco? Tantas horas de Vogue, para esto...


El caso es que no estoy segura de si por culpa de la crisis o de las pocas ganas que tenemos de sentarnos a la mesa con algunos de miembros de esas sectas que se multiplican en diciembre, cada vez optamos más por eso de tomar algo y dejar las cenas para la familia titular. Muy bien. Muy práctico.

Se ha pasado usted media tarde pensando en el modelito de rigor para hacer rechinar algún que otro diente y resulta que no va a poder quitarse el abrigo. No problem. Con lo que se ha ahorrado usted en gambas y croquetas variadas, cómprese un abrigo navideño.


No me miren así, que lo digo en serio. Por debajo como si se ponen un chándal con pelotillas, pero para abrigarse, una dosis de brillo, piel y pluma siempre es bienvenida.

No me lo digan, que ya sé lo que están pensando... Es un abrigo que no puede una ponerse muchas veces sin que acaben por confundirles con Rodolfo Sancho en "Isabel"... Vale, pero tengo comodín: en esas quedadas nunca se coincide con la misma gente. 100% de colegas impresionados por el módico precio de un sólo abrigo.


El abrigo azul del que les hablaba hace unos posts no vale. Ese es el de diario. No se escaqueen... Necesitan ustedes uno con bordados, piedras y algo que brille. Luego, les dejo ir con zapato plano si quieren. Para que luego me digan que soy exigente...

Piensen en ese momento, en el que la guapa de la oficina se acerca al grupo con su chaquetilla de cuero minúscula sobre su VVVLBD (very very very little black dress)... Y entonces arriban ustedes con el abrigo maravilloso. Monina, arrodíllate ante mí... Si además, en un alarde de poderío fashionista, lleva usted guantes, ofrézcale su mano para que la bese y mantenga alta la barbilla...


Ideales y además abrigadas. Se acabó eso de pasarse las fiestas kleenex en mano por haber lucido jersey con lentejuelas de Zara. Un poco de dignidad, por favor... Y me refiero tanto al hecho de abrigarse como al de renunciar a los brillismos inditexeros...

Largos, cortos, de piel, de paño... Lo que quieran, pero con un punto exagerado. Además, piensen en la utilidad para la comunidad: si se pierde alguien del grupo es usted muy fácil de localizar.


Hale. Ya tienen ustedes deberes.

martes, 18 de noviembre de 2014

Pati, quiero volver a casarte

Cuando Pati entró por la puerta del atelier recé bajito para que me eligiera para hacer su vestido de novia. Seguro que ustedes lo entienden; es preciosa, educadísima, dulce, tranquila, elegante, sonriente... Y habla bajito.

Sólo nos separaban 5588,52 km de nada, dos vuelos con escala, otro continente y 3 husos horarios. 



Una primera visita y unos cuantos mails tranquilizadores fueron la clave para conectar y hacer un vestido maravilloso.


Un cuerpo en crepe de seda y una falda en tul. El cinturón más sencillo de la historia, unas mangas cuajaditas de botones y una de las novias más Sophie et voilà! de la historia del atelier.


Recuerdo con cariño una de las últimas pruebas, muy cercana a la boda... Mi estilosísima novia apareció en el atelier vestida de verano, una falda pareo y un moño casero; uno de esos que se improvisa cuando se vuelve de la playa... Estaba ideal hasta con eso. 


Le acomodé el vestido, lo até y se miró al espejo... "Ay Sofi! No sé... Hay algo que no..." Crisis. Nervios. Habíamos probado días antes y todo era perfecto... Ok, creo que ya lo tengo... "Pati, puedo enredar?" "Sí, claro!" Le solté el recogido y le hice una trenza con mis negadas aptitudes de peluquera. Respiró y sonrió. "Ahora sí".


Las uñas: rojas como siempre, los zapatos: de pitón con personalidad, el velo: antiguo y prestado, el tocado: con pistilos de color acero, la novia: impecable y perfecta, la diseñadora: feliz.


Me van a disculpar, es una de esas veces en las que tengo la sensación de que cualquier cosa que pueda contarles del vestido de Patricia, de su boda, de su madre y sus hermanas... No va a alcanzar el nivel de belleza de estas imágenes. Así que mejor me callo y pongo cara de emoticono con corazones en los ojos.


Mil gracias Pati por confiar en mí, por las fotos robadas desde tu luna de miel, por tu sonrisa permanente, por hacerlo tan fácil y por lo exquisita que luciste. Repetimos cuando quieras.


Fotografías de Happinés

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Les Bérets d'Hiver

Parecía que no iba a llegar nunca y en dos días ya tenemos agua, frío y hasta nieve. Ya estamos todos. Tarde, pero todos. 

Por fin puedo presentarles una colección cápsula con limitadísimas unidades pensada para el otoño, el de verdad: Les Bérets d´Hiver.

Ya saben que cuando les enseño nueva colección prefiero la imágenes a las palabras, así que seguiré con esa filosofía. Que los disfruten.